
Viernes Santo, meciendo los recuerdos
del ser que me alumbró y me dió vida.
Ella mi dulce madre
Soledad fue tu nombre, nacida en este dia.
Mi corazón llora asustado
evocando con fuerza,
tu presencia exquisita.
Trece años sin ver tus bellos ojos
sin sentir por las noches calidas despedidas.
Sin sentarme los miedos en tu dulce regazo.
Una lágrima loca resbala en mi mejilla
huerfana de tus dedos, sagrado cuenco
con amor contenidas.
Triste destierro, de besos que expiraron
en largos corredores
Donde no existe vida.
Hoy que es tu Santo,
Allá donde te halles,
mecemé en tu recuerdo
recubreme de estrellas
Y permíteme Dios un solo instante
para fundir su corazón y el mio.
En música
En poesia
En diluvio de amor
En un beso inmortal
En una perla, dulce sagrario
que acompañe mis dias
del ser que me alumbró y me dió vida.
Ella mi dulce madre
Soledad fue tu nombre, nacida en este dia.
Mi corazón llora asustado
evocando con fuerza,
tu presencia exquisita.
Trece años sin ver tus bellos ojos
sin sentir por las noches calidas despedidas.
Sin sentarme los miedos en tu dulce regazo.
Una lágrima loca resbala en mi mejilla
huerfana de tus dedos, sagrado cuenco
con amor contenidas.
Triste destierro, de besos que expiraron
en largos corredores
Donde no existe vida.
Hoy que es tu Santo,
Allá donde te halles,
mecemé en tu recuerdo
recubreme de estrellas
Y permíteme Dios un solo instante
para fundir su corazón y el mio.
En música
En poesia
En diluvio de amor
En un beso inmortal
En una perla, dulce sagrario
que acompañe mis dias




